domingo, 28 de marzo de 2010

Cómo danza la esperanza

Raly Barrionuevo, uno de los mejores compositores de los últimos tiempos. "Cómo danza la esperanza" es una canción llena de metáforas hermosas, ideadas por este tipo seguido por las minitas que se piensan que es como el Mick Jagger del folclore. Jaja. No obstante el importante porcentaje de la gilada que lo sigue, estoy de acuerdo con lo que plantea, es una persona comprometida con la causa popular (creo).
Este tema es una poesía para las y los que luchan, así que espero les guste. Bien por Raly.

P.D: Arjona y Alejandro Sanz, vayan a laburar, hijos de puta!
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Cómo danza la esperanza

Se la escucha cuando llega
Con sus dos manos abiertas
Sus ojeras bifurcadas
Sombra gris de la belleza

Huele a goma desangrada
A caminos que se cierran
A pestañas empapadas
A memoria y lucha nueva

Como la baila como canta
Como grita en las miradas
Como danza la esperanza
Como danza la esperanza
Como danza a esperanza, como danza
Como danza la esperanza
Como danza la esperanza, como danza

Es amante y es bandera
Una ruta en escalera
Es caricia y es espada
Es utópica y discreta

Suele acariciar mi boca
Esa niña cancionera
Suele pellizcarme el alma
Y desnudarme las penas

Como baila como canta
Como grita en las miradas
Como danza la esperanza
Como danza la esperanza, como danza
Como danza la esperanza
Como danza la esperanza, como danza
Como danza la esperanza

¿Dónde habitan los colores?

Lo que son los estados de ánimo, no? Si alguien está en la onda depre, por favor no lea estas cosas. Mejor, vaya a trabajar, o conviértase de una vez por todas en una persona seria, y deje estas estudipeces para la gente que no tiene nada que hacer más que escribir desde el lado B de Bécquer o alguno de esos chantas.

P.D: todo bien con Bécquer. Jaja.
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¿Dónde habitan los colores?

Mi corazón fue secuestrado
por un amor encapuchado
que me da vida cuando ríe
y me lastima cuando esgrime
que sus razones son más fuertes
que la canción de mis latidos,
que la tensión de mi silencio y
la expresión de mis palabras,
que la censura de mi alma
y la pulsión de los sentidos,
que la ilusión del equilibrio
entre el mañana y la memoria,
que la misión de los colores…

Tengo miedo que entre el cansancio y la verdad pura
se desdibuje la ternura
y que me invada la amargura.
¿Será el amor una tortura
o el paso previo a la locura?
Si distinguir con la mesura
de un ser insomne de frescura
se vuelve delirio de rosa en armadura
¿Cómo creer en la dulzura
si la esperanza se sumerge en lastimaduras
de color rojo entre cenizas?

Tal vez te extraño a la distancia...
en las lagunas del ensueño
que tiene miedo a la ignorancia,
de tus mañanas sin sentirme
de tus recuerdos sin decirme
que no hay amores imposibles.
No es necesario que lo digas...
otras tantas veces me lo dijo la luna
cuando las paredes me encerraron
y el corazón decepcionado
por una princesa fue etiquetado
con una leyenda que decía:
"Cerca de mí, lejos de mí, nunca conmigo"

sábado, 27 de marzo de 2010

Silvio Rodríguez - "La maza"

Una letra hermosa de Silvio Rodríguez. No voy a andar adjetivando esta vez. Es un compositor impresionante, y punto!!!

La maza

Si no creyera en la locura
en la garganta del sinsonte
si no creyera que en el monte
se esconde el trino y la pavura

Si no creyera en la balanza
en la razón del equilibrio
si no creyera en el delirio
si no creyera en la esperanza
Si no creyera en lo que agencio
si no creyera en el camino
si no creyera en el sonido
si no creyera en el silencio

Qué cosa fuera
qué cosa fuera la maza sin cantera
un amasijo hecho de cuerdas y tendones
un revoltijo de carne con madera
un instrumento sin mejores resplandores
que lucecitas montadas para escena
qué cosa fuera, corazón, qué cosa fuera
qué cosa fuera la maza sin cantera

Si no creyera en lo más duro
si no creyera en el deseo
si no creyera en lo que creo
si no creyera en algo puro
Si no creyera en cada herida
si no creyera en la que ronde
si no creyera en lo que esconde
hacerse hermano de la vida
Si no creyera en quien me escucha
si no creyera en lo que duele
si no creyera en lo que quede
si no creyera en lo que lucha
qué cosa fuera
qué cosa fuera la maza sin cantera
un amasijo hecho de cuerdas y tendones
un revoltijo de carne con madera
un instrumento sin mejores resplandores
que lucecitas montadas para escena
qué cosa fuera, corazón, qué cosa fuera
qué cosa fuera la maza sin cantera

sábado, 13 de febrero de 2010

Incubus - El amor duele

El título original de esta preciosa canción es Love hurts. Encontré una traducción bastante correcta, y un video del tema que tiene subtitulada la letra en español. Si bien hay algunas diferencias entre ambas versiones, a continuación les dejo el texto y el videoclip. Ojalá les guste.
Incubus - Love hurts (El amor duele)


El amor duele

Esta noche nos bebemos la juventud
Y sosteniendo rápidamente a la verdad
no quiero perder lo que tenía como chico
Mi corazón tiene todavía un latido
Pero el amor ahora es un enfrentamiento.
como un día frío en Los Ángeles.
A veces cuando estoy solo, me pregunto
¿Estoy bajo un hechizo
que me impide ver la realidad?

El amor duele…
Pero a veces es una buena herida
y me hace sentir vivo.
El amor canta,
cuando transciende las cosas malas.
Ten un corazón y pruébame,
porque sin amor no sobreviviré.

Soy encadenado y abusado,
permanezco desnudo y acusado
¿Debería emerger a este hombre submarino?
Sólo quiero la verdad
Así que esta noche nos bebemos la juventud.
Nunca perderé lo que tenía como chico.
A veces cuando estoy solo me pregunto
¿Estoy bajo un hechizo
que me impide ver la realidad?

El amor duele…
Pero a veces es una buena herida
y me hace sentir vivo.
El amor canta,
cuando transciende las cosas malas.
Ten un corazón y pruébame,
porque sin amor no sobreviviré

El amor duele…
Pero a veces es una buena herida
y me hace sentir vivo.
El amor canta,
cuando transciende las cosas malas.
Ten un corazón y pruébame,
porque sin amor no sobreviviré


El amor duele…
ohhhhhhhh
El amor duele…
Porque sin amor no sobreviviré
El amor duele…
ohhhhhhhh
Porque sin amor no sobreviviré.

jueves, 11 de febrero de 2010

Pearl Jam - Garden

Esta canción pertenece a Ten (disco del año 1991), el primer álbum de Pearl Jam, grupo de Seattle. Principalmente los temas que contiene se destacan por las composiciones, las tramas, que ideó principalmente Eddie Vedder, cantante (y guitarrista en algunas oportunidades), mientras que la mayoría de la estructura musical corrió por cuenta del impredecible Stone Gossard, guitarrista versátil que puede responder tanto a los decibeles del hard rock, el punk como a baladas preciosas.

Garden tiene un sentido bastante áspero, como las historias que suelen narrar estos muchachos. La voz de Vedder entona con sabor amargo el desencuentro de un hombre y una mujer, entre los punteos con aires de metal melódico de Mike McCready, creando la atmósfera justa para que podamos mordernos los labios y dejar escapar alguna lágrima. Y respirar buen rock.

Garden

She don't wander in...don't wander in here, she...
She don't wander in here...don't wander in here...

The direction of the eye, so misleading
The defection of the soul, nauseously quick
I don't question, our existence
I just question, our modern needs

She don't wander in...don't wander in here, she...
She don't wander in here...

I will walk...with my hands bound
I will walk...with my face blood
I will walk...with my shadow flag
into your garden, garden of stone...yeah...

After all is done, and we're still alone
I won't be taken, yet I'll go...with my hands bound
I will walk...with my face blood
I will walk...with my shadow flag
into your garden, garden of stone

I don't show...I don't share...
I don't need, yeah...What you have to give...

Oooh, I will walk...with my hands bound
I will walk...with my face blood
I will walk...with my shadow flag
into your garden, garden...oh...

I will walk with my hands bound
I will walk into your garden, garden of stone...

I don't know...I don't care
I don't need, yeah...need to live...yeah, yeah, yeah, oh...

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Jardín

Ella no vaga por aquí... no vaga por aquí, ella...
Ella no vaga por aquí... no vaga por aquí, ella...

La interpretación del ojo, tan engañosa
La perversión del alma, nauseabundamente rápida
No cuestiono nuestra existencia
Cuestiono nuestras modernas necesidades

Ella no vaga por aquí... no vaga por aquí, ella...
Ella no vaga por aquí...

Caminaré...con mis manos vendadas,
Caminaré...con mi cara ensangrentada
Caminaré...con mi bandera de sombras
en tu jardín, tu jardín de piedra

Después de estar todo hecho, y aún seguimos solos
No me llevarán, yo iré...con mis manos vendadas,
Caminaré...con mi cara ensangrentada
Caminaré...con mi bandera de sombras
en tu jardín, tu jardín de piedra

Yo no muestro...no comparto
No necesito...lo que tenés para dar

Oooh, caminaré... con mis manos vendadas
Caminaré...con mi cara ensangrentada
Caminaré...con mi bandera de sombras
en tu jardín, jardín... oh...

Caminaré... con mis manos vendadas
Caminaré en tu jardín, jardín de piedra

No sé...no me importa
No necesito...necesito vivir

lunes, 8 de febrero de 2010

¿A quién y por quién habla Frantz Fanon hoy?

María Luján Leiva
Rebelión

Frantz Fanon fue un hombre relevante de su tiempo como lo es de nuestro presente. Su pensamiento y su entrega a la lucha por la descolonización y el antirracismo lo convirtieron en una referencia obligada para los movimientos de liberación en África y en América Latina. Pero también para los intelectuales comprometidos (Sartre, Simone de Beauvoir, Giovanni Pirelli, etc) y los jóvenes críticos del sistema capitalista-racista en los países ricos Fanon se convirtió en un referente. Influyó en el movimiento del 68 con su perspectiva solidaria con el Tercer Mundo.

La ofensiva neoliberal global desde fines de los años setenta y los regímenes dictatoriales en varios países, silenciaron su voz a través de la censura y la autocensura. Sus libros se escondieron o se quemaron, dejaron de recomendarse en las universidades. Desde los ochenta se ha apelado también a una lectura reduccionista de Fanon: considerándolo sólo el teórico de la violencia revolucionaria. El neoliberalismo - asumido o no - de tantos intelectuales y políticos, se contraría ante esta lúcida cólera de los oprimidos, pasando por alto la violencia del hambre, las persecuciones, las enfermedades. El profundo pensamiento de Fanon sobre el colonialismo, el racismo, el nacionalismo y el papel de las burguesías nacionales, como también sus trabajos en el campo de la psiquiatría tendían a ser marginados, olvidados. El retorno del Fanon en los años noventa se realiza a través de los estudios culturales y postcoloniales con los trabajos de Edward Said, Homi Bhabha, Stuart Hall, Partha Chatterjee.

Frantz Fanon no ha perdido vigencia. El preocupante crecimiento del racismo `ese fracaso de la humanidad´ hace imprescindible la lectura de Los Condenados de la Tierra y de su primer libro, Piel Negra y Máscaras Blancas. Ambos libros son un camino a entender el mundo actual, el neocolonialismo, el racismo y el impacto de los mismos a nivel colectivo y a nivel individual.

Los estudiosos de las migraciones, entendidas como procesos políticos, culturales y sociales, pueden abrevar en Fanon: en su adentrarse en los aspectos sociales del racismo y en la consecuente transformación de las relaciones personales y afectivas. Se podrán entender entonces a las segundas generaciones de inmigrantes en su revalorización, incluso de los aspectos conservadores, de las culturas de sus padres. Se entenderá a los inmigrantes y refugiados, sus miedos, malestares, desarraigos y asimilaciones, las formas de renunciamientos en pos de algún tipo de inclusión, real o imaginada.

“Cada generación, dentro de una relativa opacidad, tiene que descubrir su misión, cumplirla o traicionarla … Hay que abandonar la costumbre, ahora que estamos en el corazón del combate, de reducir al mínimo la acción de nuestros padres o fingir incomprensión frente a su silencio, su pasividad ” (Fanon: 188).

Fanon nos permite observar nuestras sociedades de América Latina, su racismo abierto o su racismo sutil y negado. Ese racismo latinoamericano introducido durante la colonia y renovado en la actualidad como racismo de clase. Una sociedad latinoamericana, especialmente en sus sectores medios, que vive de la comparación de la búsqueda constante del reconocimiento externo, de la `mímica´.

Fanon nos habilita a discutir los “multiculturalismos desde arriba” que engendran enclaves culturales, folklóricos, divisivos.

“La cultura no tiene jamás la traslucidez de la costumbre. La cultura evade eminentemente toda simplificación. En su esencia, se opone al hábito que es siempre un deterioro de la costumbre” (Fanon: 204).

Fanon nos habilita a reaccionar ante la foklorización de los seres humanos, en sus países de origen o como inmigrantes. Esa folklorización despolitiza y fosiliza social y culturalmente. Fanon prevé lo que los movimientos antirracistas contemporáneos están comprendiendo ahora, que el compromiso anti-racista no puede reducirse a una reivindicación exclusiva de la diversidad cultural.

“Ningún colonialismo recibe su legitimidad de la inexistencia cultural de los territorios que domina. Jamás se avergonzará al colonialismo desplegando ante su mirada tesoros culturales desconocidos” (Fanon: 204).

La ineficacia del incesante recurso a las glorias del pasado es sarcásticamente denunciada. “Concedo que, en el plano de la existencia, el hecho de que haya existido una civilización azteca no cambia en gran cosa el régimen alimenticio del campesino mexicano de hoy” (Fanon: 191).

Un pasado de prestigio precolonial no asegura mejoras a los inmigrantes mexicanos, guatemaltecos, bolivianos, turcos o etíopes. Como remontarse a la gesta de Cristóbal Colón no mejoraba la situación de los trabajadores inmigrantes italianos en Argentina o en Estados Unidos a principios del siglo veinte.

Fanon puede irritar. Como escribiera Jean Paul Sartre “(P)rimero hay que afrontar un espectáculo inesperado: el strip-tease de nuestro humanismo” (Fanon: 23). Fanon desnuda, sea que formemos parte del Primer o del Tercer Mundo. Irrita porque evidencia nuestros propios procesos de alienación. No se sale inmune de una lectura de Fanon. Es una invitación a analizarse y comprometerse. Puede también decidirse acallarlo. Entonces se lo descalifica: ´inactual, irresponsable´, o desmerecerlo, ´su libro es el producto de su angustia ante la leucemia´...

Los Condenados de la Tierra” es un libro legado, más que escrito por la tristeza de la finitud de la vida, es el legado de un profundo conocedor de la situación del África, de los mecanismos coloniales y neocoloniales para reducir a la servidumbre a millones de seres humanos, la explotación, la cooptación.

“El colonialismo utiliza desvergonzadamente todos sus hilos, feliz de enfrentar entre sí a los africanos que ayer se habían ligado contra él … el colonialismo se burla por lo bajo cuando escucha las magníficas declaraciones sobre la unidad africana” (Fanon: 147).

Es un libro publicado bajo el estremecimiento del asesinato de Patrice Lumumba en una acción conjunta de los servicios secretos belgas y norteamericanos. Es el libro de la desilusión ante esa nueva burguesía africana que reducía la descolonización a la independencia política: “...una especie de pequeña casta con dientes afilados, ávida y voraz, dominada por el espíritu usurario y que se contenta con los dividendos que le asegura la antigua potencia colonial” (Fanon: 160).

Fanon condena el nacionalismo: “Una burguesía que da a las masas el único alimento del nacionalismo, fracasa en su misión y se enreda necesariamente en una sucesión de desventuras. El nacionalismo … si no se transforma rápidamente en conciencia social política y social, en humanismo, conduce a un callejón sin salida” (Fanon: 186).

El análisis político social e incluso psicológico del pueblo convertido en plebe que realiza Fanon, nos advierte sobre las variantes del populismo actual.

“El colonialismo va a encontrar igualmente en el lumpen proletariat una masa considerable de maniobra” …`` el opresor que jamás pierde la ocasión de hacer que los negros se peleen entre sí, utilizará con una singular alegría la inconsciencia y la ignorancia que son las taras del lumpen proletariat” (Fanon: 125-126).

Lo saben bien los líderes racistas populistas (Berlusconi, Sarkozy, Le Pen, los difuntos Pim Fortuyn y Jörg Haider, Humberto Bossi, el BNP de Reino Unido, etc.) con sus apelaciones a los trabajadores pobres y desocupados a descargar en los nuevos chivos expiatorios, los inmigrantes y refugiados, toda su frustración y desesperación por la pérdida de puestos de trabajo, por el abandono del mantenimiento de los sectores populares de las ciudades, el deterioro de la educación pública y la reducción de gastos en el sector de salud.

Se entiende la revalorización contemporánea de Fanon ante la islamofobia euroestadounidense. Islamofobia que utiliza el paradigma de la modernidad, la secularización y la democracia para presentar a los pueblos de religión musulmana como una masa indistinta de fundamentalistas.

Un elemento de esta campaña antimusulmana, (antiinmigrantes, antirefugiados) es resaltar la supremacía de la sociedad occidental con respecto a la posición social de la mujer. Se presenta la supuesta igualdad de las mujeres como una esencia occidental y no como el producto de una larga historia de luchas por los derechos de la mujer. Esta acción propagandística de los políticos, los medios de comunicación y también de académicos, silencia y/o ignora que los pueblos africanos y asiáticos a mayoría musulmana son también víctimas del fundamentalismo religioso y de la opresión política. El ensayo de Fanon “Argelia sin el velo” y ciertos pasajes de Los Condenados de la tierra sobre el rol de la mujer argelina en la guerra de liberación y el significado histórico cultural del velo son de absoluta actualidad, “..porque debo decirte que he visto a muchos campesinos enjugar las lágrimas de las mujeres que habían sido violadas frente a ellos mismos …” (Fanon: 236).

“… la administración colonial pudo definir una doctrina política precisa: “si deseamos atacar a la sociedad argelina en su contexto más profundo, en su capacidad de resistencia, debemos en primer término conquistar a las mujeres; es preciso que vayamos a buscarlas detrás del velo en que se esconden, en las casas donde las oculta el hombre” (Fanon, 1970: 21).

“Los responsables de la administración francesa en Argelia, encargados por el poder de intentar a cualquier precio la desintegración de las formas de existencia susceptibles de evocar una realidad nacional, aplicaron el máximo de sus esfuerzos para destruir la costumbre del velo, interpretada para el caso como símbolo del status de la mujer argelina” (Fanon, 1970: 20-21).

La lectura de los escritos de Fanon desarma las interpretaciones esencialistas y racistas interesadas en mantener una superioridad cultural del occidente: Superioridad bastante cuestionable por su realidad actual o la histórica: podríamos citar el gaseado de la población civil de Etiopía por parte del ejército italiano de Mussolini o algunos de los medios de tortura puestos en práctica en Argelia por los franceses: inyección de agua por la boca, introducción de una botella por el ano (Fanon: 258), las descargas eléctricas (Fanon: 244), desestructuración de la personalidad (Fanon: 264). Es necesario recordar que un número de estos torturadores `especializados´ fue contratado por las dictaduras latinoamericanas para ´asesorar´ a los ejércitos y fuerzas de seguridad para el ´tratamiento´ de sus prisioneros políticos.

En este siglo XXI asistimos a la remoción del pasado colonialista de algunos países e incluso a una reactualización y revalorización del imperialismo.

“El mundo postmoderno debe empezar a acostumbrarse a un doble discurso. Entre nosotros, actuamos en base a las leyes y a una seguridad cooperativa abierta. Pero, cuando tratamos con estados de viejo estilo, afuera del continente postmoderno europeo, necesitamos revertir a los métodos más rudos de una era anterior – fuerza, ataque preventivo, engaños – todo lo que sea necesario para tratar con aquellos que aún viven en el siglo diecinueve, de cada estado para sí mismo” (Robert Cooper).

Jean Paul Sartre escribía en su prefacio a Los Condenados de la Tierra que Fanon hablaba a los colonizados, a sus hermanos, los subhombres del racismo. En la actualidad nos habla a todos los interesados en un mundo más justo. A los que vivimos en el Tercer Mundo, trabajadores urbanos, rurales, indígenas, a los inmigrantes y refugiados que habitan racializados países centrales; a los trabajadores del primer mundo, agobiados y alienados; a los pensadores y educadores, que sueñan y actúan para lograr un mundo más igualitario en cualquier ángulo de la Tierra. Su mensaje ha sido proponer y actuar una nueva forma de humanismo.

“No, no queremos alcanzar a nadie. Pero queremos marchar constantemente de noche y de día, en compañía del hombre, de todos los hombres” (Fanon: 291).

Referencias

Cooper, Robert .2002. “Why we still need empires?” The Guardian. April 7

Febbro, Eduardo.2001. “Tortura francesa de exportación”. Página 12, junio 15. Buenos Aires.

Fanon, Frantz .1977. Los Condenados de la Tierra. México. Fondo de Cultura Económica.

Fanon, Frantz .1973. Piel Negra Máscaras Blancas. Buenos Aires. Abraxas.

Fanon, Frantz.1970. Sociología de la Liberación. Buenos Aires.

Levi, Primo. 1976. Se questo é un uomo. Torino. Einaudi.

Sartre, Jean Paul .1965. Colonialismo y Neocolonialismo. SituationsV .Losada. Buenos Aires.

Zahar, Renato. 1970. L´oeuvre de Frantz Fanon, colonialisme et alienation dans l´oeuvre de Franz Fanon. Paris. Maspero.

La medicalización del fracaso escolar

Paula González­ Vallinas y Juan Gérvas Camacho
Rebelión

Extraído de:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=99709&titular=la-medicalizaci%F3n-del-fracaso-escolar-

La justificación del fracaso escolar

Los cambios en educación a finales del siglo XX van desde la descentralización del nivel estatal al local a la mutación del propio concepto “educación”, provocado al establecerse una nueva relación entre economía y educación (Fernandez Díaz, 1997). En este contexto, el bajo rendimiento académico es un problema docente que deviene clínico por su medicalización, y de ámbito social por su alta incidencia y prevalencia. Desde el punto de vista de su duración es un problema crónico, e incluso en el muy biológico Modelo de Atención a Crónicos se considera la participación comunitaria como parte de la respuesta a este tipo de problemas (Coleman, 2009).

En realidad, plantear el fracaso escolar como “anormalidad” es un cambio reciente. Antiguamente se cuestionaba con menor crudeza la calidad de la enseñanza o del profesorado y se consideraba habitual que hubiera alumnado que lograra resultados satisfactorios y otro que fracasase. Se aceptaba implícitamente un controvertido informe (Coleman, 1966), en que se rechazaba la influencia de la escuela en los resultados escolares y se atribuía a la clase socio­económica de las familias prácticamente todo el peso en esos resultados, de lo que se deducía que la escuela aportaba poco al rendimiento escolar. Fue un tiempo de “inocencia” en que el fracaso escolar era “justificado” ajeno a profesorado y escuelas.

No obstante, siempre hubo quien señaló que algunas causas del fracaso escolar estaban en la misma escuela (calidad de la enseñanza, personalidad de maestros y su interacción con las personalidades de los alumnos y motivación y valoración del trabajo del alumnado) (Illingworth, 1969), por lo que no ha faltado la polémica. Investigaciones posteriores (Shalock, 1998; Reynolds, 2003) permitieron atribuir a la escuela un papel definido como responsable de los resultados escolares. De hecho, se puede concluir que las características de la docencia y de los docentes tienen impacto comparable al del nivel socio­económico de la familia, lo que otorga el mismo peso a la escuela que al contexto familiar (Levacic, 2002; Keeves, 2005), con lo que parte de la responsabilidad de los resultados escolares se traslada a la escuela y a su profesorado (Posner, 2004).

Finalizado este periodo de inocencia del fracaso escolar, comenzó a ser importante el conocimiento de los factores de la escuela y del profesorado que influyen sobre los resultados escolares (Wenglinsky, 2002) y era de esperar mejoras docentes concretas pero la investigación respecto a las mismas es deficiente (Nash, 2005; González­Vallinas, 2006).

Por otra parte, y paralelamente en los centros escolares de los países desarrollados han ido surgiendo otros nuevos problemas derivados del modelo social como la violencia escolar, conflictos en el aula y desmotivación del alumnado que disminuyen la efectividad de los sistemas educativos. “El cartel con el característico mensaje de “no funciona” es el que hoy debiera colgar de la puerta de la mayor parte de los institutos franceses” (OM, 1998). Es cierto que conductas de indiferencia y/o rebeldía (Olza, 2005) dan lugar a situaciones de confrontación que el profesorado percibe como aumento de indisciplina y de violencia porque rebasan su “umbral de tolerancia” frente a nuevos conflictos.

Así, la percepción del fracaso escolar está relacionada tanto con factores del alumnado, como con la frustración del propio profesorado que conlleva una pérdida de confianza, la escuela es hoy el centro de la decepción (Lipovetsky, 2008). Los docentes tienen que responder a situaciones que no controlan frente a un alumnado desinteresado y cabe la tentación de pasar las propias responsabilidades a otros sectores, como el sanitario. Es decir, cabe el transformar en problema de salud toda anormalidad vivida como tal por el sistema educativo. Así, el fracaso escolar y las dificultades escolares devienen problemas sanitarios y requieren métodos preventivos y curativos médicos. Ésta será la cuestión que trataremos en el resto del texto, desde el punto de vista de los profesionales docentes y sanitarios.

La medicalización de la vida diaria (y escolar)

La definición de salud es cuestión cada vez más dependiente de los médicos, pues con sus definiciones de enfermedad y factor de riesgo acotan los límites en que se puede “estar” sano (Illich 1987; Harley, 1999; Fugelli, 2006; Gérvas y Pérez, 2006a). Cabe ver como patológica toda variación de una normalidad normativa, especialmente si es susceptible de tratamiento con medicamentos (Illich, 1987; Gérvas y Pérez Fernández, 2006b). Por consecuencia, los servicios sanitarios se desbordan con demandas de solución médica para cualquier molestia (Giroux, 2007), mientras la vivencia de lo que sea enfermedad se desdibuja y la sociedad cede parcelas de poder en torno a la definición de salud al sector sanitario, con la consecuente relegación de usos y costumbres, historia de los pueblos, religión, tabues, y otras autoridades (Carli, 2008). A lo largo del siglo XX, y en lo que va del siglo XXI la salud ha pasado de ser una vivencia a ser un hecho médicamente definido, una norma bio/psico­métrica que requiere contacto y “certificación” por el sistema sanitario y que casi se puede imponer (Skrabanek y McCormick, 1992; Heath, 2007; Okamoto, 2007).

En una tercera parte de las consultas médicas no se demuestra patología orgánica y se atribuye a problemas emocionales el malestar por el que se consulta (Martín­García 2006). Puesto que este tipo de problemas están en el límite entre una definición social y médica, la frontera se cruza cuando existe tratamiento para los mismos, especialmente si se trata de un medicamento (Lexchin, 2001; Gérvas, 2008). De esta manera los médicos y la industria farmacéutica cambian la definición de salud y de los problemas desde una perspectiva de población y de salud pública a la centrada en el individuo (García, 1998; Blech, 2005). En la escuela la medicalización contribuye a afianzar la sensación de que existe tratamiento para cualquier conducta y cualesquiera síntomas “diferentes” que planteen dificultades de aprendizaje, de forma que se vive como “anormal” la peculiaridad (Daniels, 2003; Faraone, 2008).

La aceptación del poder médico para definir salud y enfermedad conlleva la creencia en los medios tecnológicos y en su capacidad para dar solución a todo, convierte los problemas inherentes de la vida en susceptibles de tratamiento y elimina la competencia personal para afrontarlos y la social para reconstruirlos (Illich, 1995; Gérvas, 2007). De hecho, la competencia individual queda reducida a la ilusión de poder elegir estilos de vida y de consumir de acuerdo a lo elegido de forma que la salud pasa al “mercado” con sus estrategias de venta. Como bien de consumo, los productos sanitarios no producen más que satisfacción momentánea. El aumento de salud objetiva no se corresponde con la percepción de mejor salud lo que lleva a mayor consumo en un círculo vicioso, pues es imposible lograr lo que se espera, la evitación de todo sufrimiento y la eterna juventud (Sen, 2002; Fugelli, 2007; Gérvas y Pérez Fernández, 2006b).

En la escuela supone transformar rasgos del carácter y variaciones de la normalidad en enfermedades que conllevan tratamientos; así, por ejemplo, la timidez se convierte en un desequilibrio de neurotransmisores, el aburrimiento en depresión y la curiosidad excesiva en déficit de atención. Lo que es peor, cambios intranscendentes y transitorios se convierten en enfermedades crónicas. Con esta transformación se pretende homogeneizar la escuela y en cierta forma permitir el manejo del alumnado, como un reflejo del manejo de la sociedad (Pignarre, 2006), pero la enfermedad hace girar al niño y a su familia en torno al sistema sanitario y tiene un componente de moral y de estigma (Rodríguez, 2008). Las peculiaridades devienen enfermedades, cuando en realidad lo enfermizo es pretender a todos los niños iguales pues no hay niño que no tenga en algún momento una variación de la conducta: “yo creo que un niño que no tenga problemas de conducta es un niño muy anormal" (Illingworth, 1969, p 67).

El fracaso escolar se medicaliza y se “trata” con medicamentos y terapias psicológicas lo que enmascara los desajustes entre el modelo social y el escolar de forma que el profesorado puede llegar a tener una visión sintomática superficial individual de un problema de fondo y global. En cierta forma la medicalización del fracaso escolar devuelve la “inocencia” al profesorado y a las familias y transfiere el problema al ámbito sanitario.

El fracaso de la medicalización del fracaso escolar

La medicalización del fracaso escolar es la búsqueda de una solución mágica y externa a un problema complejo escolar y social; la respuesta en forma de “píldora de la obediencia” es simple e ineficiente (Baudrillard, 2002; Pignarre, 2006). Es posible medicar y tratar psicológicamente al alumnado “conflictivo” para que se adapte a la norma, pero con ello no se resuelven los problemas que generan la conflictividad sino que simplemente se acallan los indicadores de que algo va mal en la escuela (Korsunsky,2007).

La escuela es parte de la sociedad y la medicalización del fracaso escolar es coherente con la respuesta habitual de transformación en enfermedad de las variaciones de la normalidad y de las conductas peculiares (Illich, 1987; Bauman, 2002; Blech, 2005). Los desajustes entre modelos sociales, pedagógicos y familiares se convierten en trastornos médicos del alumnado y son susceptibles de tratamiento, generalmente con visitas al psicólogo y con medicamentos (Woloshin, 2006; Moynihan, 2006). Lo importante pasa a ser el tratamiento precoz y en su caso la prevención, como si todo fuera prevenible y siempre fuera “mejor prevenir que curar” (Gérvas, 2007, Starfield, 2008). Lamentablemente, en la práctica el círculo vicioso se retroalimenta pues el alumnado medicado deja de ser problemático, es menos castigado y logra la aceptación de compañeros y docentes (Doré y Cohen, 1997; Malacrida 2004). Por ello no puede esperarse una valoración objetiva del profesorado, ya que es parte interesada y agradecida por lograr la “normalidad” y por dejar caer el telón que impida ver el progresivo distanciamiento entre la calle y el aula, entre la sociedad y la escuela.

Las familias también experimentan un sentimiento de culpa de crianza ante la situación de conflicto en las aulas, y la medicalización de los problemas de sus hijos arroja una promesa de absolución en su entorno cultural (Singh, 2004). Con ello se erradica la reivindicación de mejoras del entorno pedagógico y las familias se unen a los docentes en su “inocencia” y en la aceptación de la medicación como solución (Pignarre, 2006). Se pierde un factor de cambio que podría ayudar a mejorar el contexto en que es posible el fracaso escolar. Así pues, la medicalización del fracaso escolar conlleva por un lado el tratamiento medicamentoso innecesario de niños, la cronificación de cambios intranscendentes y, sobre todo, el retraso de los cambios necesarios para reducir los porcentajes de fracaso escolar, permitiendo ignorar los problemas de fondo, lo que retrasa su abordaje.

CONCLUSIONES

Lo básico ante la medicalización del fracaso escolar es centrar el problema en su origen, en la incomprensión y decepción de un modelo social que estalla en el marco de un sistema educativo obsoleto (Lipovetsky, 2008), pero donde las razones no son solo escolares. Dada la tendencia actual no vale la pena perder demasiado tiempo en la discusión acerca de la existencia o no de enfermedades que justifiquen el fracaso escolar pues la dimensión del problema excede el ámbito docente y médico y se ha convertido en una cuestión de ámbito socio­sanitario. Por ello precisa de medidas intersectoriales. Es clave que los servicios públicos entiendan que el fracaso escolar les compete y que es preciso colaborar con médicos, profesorado, familias y recursos sociales para dar respuestas conjuntas más allá del tratamiento médico innecesario de niños con dificultades de aprendizaje. Podrá ser necesario tratar en ocasiones el síntoma (al niño con “trastornos”) pero no cabe duda de que es urgente enfocar el fondo de la cuestión (Criado, 2003).

No tiene mucho sentido esperar una normalidad interpretada como homogeneidad. Lo habitual es que los niños tengan conductas variables y que sus peculiaridades y caracteres obliguen a una docencia cambiante según el momento y lugar y el entorno donde se ejerce la docencia (González­Vallinas, 2007).

Lo importante es ver el comportamiento del alumnado como indicador del enfermar del modelo educativo, no como causa del mismo, pues muchos de los problemas escolares que llevan al fracaso exceden a los individuos. De ahí la necesidad de las medidas intersectoriales y del necesario apoyo de autoridades, investigadores, sociólogos y pedagogos. De nuevo, desde esta perspectiva sería necesario proponer las estrategias y recursos educativos y socio­comunitarios adecuados a las necesidades cambiantes del alumnado en interacción con el medio en que crece (Tizón, 2007).

De esta manera, la difusión de un concepto más saludable de la infancia tiene el potencial de devolver poder a la comunidad, de estabilizar su saber sobre la salud y su definición y sus fronteras y de evitar la transformación de las diferencias en problemas biomédicos (Avorn, 2003). Las asociaciones de padres y madres tienen un papel a jugar, sobre todo para negar la solución fácil y exclusiva de la medicalización del fracaso escolar. Conviene compartir información y recursos (Martin­García, 2006) y desviar la mirada de los intereses de los colectivos (médicos, familias, profesorado) para centrarse en los de los niños.

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Paula González­Vallinas es maestra en Colegio Rural Castrillón­Illas. Asturias. paulamgo@educastur.princast.es

Juan Gérvas Camacho es médico rural en Canencia de la Sierra. Madrid. jgervasc@meditex.es